Capítulo 4.3. Lola Maqueda Villafruela (El almacén de los recuerdos)
La joven Lola Maqueda, nacida el 12 de agosto de 1960, se traslada con su familia a Pinto desde un pequeño pueblo de Badajoz, y comienza sus estudios en el Colegio Sagrada Familia. Este centro escolar disponía de unas canastas ubicadas en el patio del colegio, para que las alumnas se entretuviesen jugando informalmente a baloncesto y es así como nace la idea de crear un equipo de baloncesto para competir con otros colegios cercanos.
Sobre el año 1978, Alfredo Fernández, conocido en Pinto, por haber fundado equipos de baloncesto masculino, contacta con ellas y se constituye el primer equipo femenino del Club Baloncesto Pinto. Lola Maqueda, comenta que la persona que ejercía las labores de entrenador en este equipo era Felipe de la Rica. Los partidos oficiales de este recién creado equipo federado femenino, se jugaban en el mítico campo de la Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Silos.
Para poder sufragar los costes de la competición federada, arbitrajes, desplazamientos y equipaciones de juego, todos los miembros del club, jugadoras y técnicos vendían unos cupones que sí coincidían con el número premiado de la ONCE, obtenías un obsequio. Con este dinero recaudado se financiaba el equipo. Con el paso de los años, se buscaron otro tipo de recursos económicos, como el patrocinio de la Casa de Andalucía de Pinto.
Lola Maqueda esboza una sonrisa cuando recuerda levantarse antes de la hora, buscar la bolsa de deportes y colocar dentro de ella la indumentaria de juego y las zapatillas. El nerviosismo se iba apoderando de ella a medida que se acercaba la hora de juego del partido. Pero sin lugar a dudas la mayor satisfacción era verse cada entrenamiento o partido junto a Ana Pérez, Montse Pacheco, Inmaculada Villanueva, Marina Martín, María de los Ángeles Larrios, Luisi, Almudena García León, Jero Rus “Momi”, Asunción Villalba, Altamira, Celinda Garcia, Dolores Landáburu y Josefina…y otras jugadoras que se le quedan en el tintero de la memoria. Juntas fueron creciendo en edad, madurez deportiva y personal, hasta llegar a jugar en la absoluta femenina del equipo pinteño.
Lola Maqueda y las demás jugadoras, aprendieron los valores inherentes del deporte, el compañerismo, el respeto a las reglas del juego, el liderazgo, la humildad, la motivación, el esfuerzo, la disciplina, la superación personal, por encima de los resultados deportivos que se obtienen jornada a jornada, de las anécdotas de los desplazamientos, de los duros enfrentamientos deportivos con otras jugadores rivales, de las quejas por decisiones arbitrales en determinados momentos, por las riñas que se producen como consecuencia del roce diario entre compañeras de equipos, por las broncas recibidas de los entrenadores en determinadas circunstancias…
Toda esta experiencia, y las “cicatrices”, que el día a día iba adquiriendo le servirían para ejercer la labor de entrenadora de equipos femeninos de baloncesto federado de Pinto, una vez que abandonó la práctica deportiva. De la misma manera la inteligencia emocional, la tolerancia, la capacidad de resolver conflictos, la ética y el conocimiento de las reglas del juego por parte de Lola Maqueda, fueron herramientas que le vinieron muy bien cuando ejerció de árbitra en las competiciones municipales de baloncesto de Pinto.
El deporte de equipo, le aportó grandes momentos y años felices, junto a las que fueron compañeras y en algunos casos, amigas para siempre.