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4.5. Historia de un mítico partido de baloncesto en la cancha al aire libre de la Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Silos (El almacén de los recuerdos)

En la fotografía, los dos jugadores que dan el salto inicial son José Camuñas Raboso y Fernando Romay. Cuenta Mario Coronas, que Luis Otero de la Fuente fue quien comenzó el baloncesto federado en Pinto, en el año 1976. Romay entonces tenía 17 años y jugaba con su amigo Fonino en el Real Madrid. Fonino era alumno de Formación Profesional en Valdemoro y jugaba en el equipo de la Escuela Comarcal Arzobispo Morcillo (creado en 1963).

El entrenador del equipo valdemoreño, Carrasco, profesor de gimnasia, pidió permiso para alinear a Romay. Este partido era uno del torneo triangular celebrado en una cancha al aire libre junto a los muros de la iglesia de Pinto. Probablemente el plantel de jugadores fueron, José Camuñas, Pepe Granados, Justo Fernandez, Raúl Larrios, Fernando Pleguezuelos, Fernando García, Jesús Iniesta, Lucio, Juan Miguel y su hermano Esteban Ruiz, reforzados con Luis García y Blázquez, «el americano» apodo de un jovenzuelo pinteño de pelo rubio y bastante alto para la época.

Los pinteños acostumbraban a derrotar al vecino equipo de Valdemoro, cada vez que se enfrentaban. Pero en esta ocasión, se llevaron una sorpresa cuando vieron a un gigante de 2,13 metros de estatura y un 53 de número de calzado. Este enorme jugador era Fernando Romay. Otro conocido jugador del equipo valdemoreño era Fonino, considerado uno de los mejores jugadores de la categoría.

Recuerda José Camuñas que al comienzo del partido, Fonino empezó a dar muestras del porqué de la extraordinaria fama de este jugador. Los pinteños, aun así no se amilanaron y fueron por delante del marcador hasta con una diferencia de seis puntos arriba, pero cuando se veían por debajo del marcador los valdemoreños alineaban en la cancha a Romay y eso restaba eficacia al juego pinteño de ataque interior ante lo que resultaba ser un muro infranqueable. El entrenador pinteño decidió cambiar de estrategia, gracias al acierto del juego exterior, al ser los jugadores locales buenos tiradores. Fernando Romay atrapaba cualquier rebote, ya fuese en defensa o en ataque. Así que optaron por impedir que a Romay le llegasen balones, porque si no, eran canastas suyas, seguro.

Un extraordinario partido de baloncesto. A la altura de los jugadores

Los espectadores pinteños aplaudíamos a nuestros vecinos porque estaban jugando un extraordinario partido. José Camuñas, recuerda el momento en que estando en posición para coger el rebote de una falta técnica, se quedó fascinado mirando los enormes pies de Romay que, recordemos, calzaba el número cincuenta y tres. José Camuñas en un salto a solas con Romay, era consciente de su dificultad incluso hasta para tocar siquiera el balón. Romay palmeó hacia la canasta pinteña y afortunadamente no encestó.

José Camuñas, nuestro narrador, en un lapsus mental, sinceramente no recuerda el tanteo final ni siquiera si ganaron o perdieron, aunque sus percepciones por la alegría final, era que ganaron. El máximo anotador del encuentro fue el jugador local, Luis García, pero «una mano negra» hizo que en el acta del partido de baloncesto se registrara como máximo encestador a un jugador del equipo de Valdemoro. El equipo de las Teatinas, estuvo dirigido por el mítico Luis Otero, que como siempre estuvo a pie de pista achuchando a sus jugadores para que no perdieran la concentración. Demos pues un merecido aplauso y un sincero homenaje a cuántos equipos han practicado baloncesto, masculino y femenino en Pinto: Colegio Isabel la Católica, Religiosas Teatinas, Club OJE, Club Santo Domingo de Silos, Club Baloncesto Pinto, Club Atlético de Pinto, sección baloncesto; Club Polideportivo Municipal de Baloncesto, y los que permanecen en liza: Pintobasket y Parque Europa de Pinto, puesto que todos ellos pusieron un granito de arena para que los pinteños, hombres y mujeres, practicaran el juego
del baloncesto.

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