Capítulo 7.2. Nieves Sánchez (El almacén de los recuerdos)
Hola, me llamo Nieves Sánchez, nací en un pueblo granadino, pero pronto, la vida me trajo a nuestra querida Villa de Pinto. Con diecisiete años conocí a mi novio, Emilio, y así nació mi afición por el maravilloso mundo del tenis. Íbamos a las pistas de tierra batida de la Piscina los Ángeles.
Nosotras mismas pasábamos la estera, limpiábamos las líneas, regábamos la pista y jugábamos un set tras otro, como si fueran partidos interminables. Un amigo nos invitó a jugar al tenis en una cancha de cemento. El golpeo, el bote, la velocidad, cambiaba tu manera de golpear la pelota y de moverte en la pista. Para enseñarnos la técnica de juego, mi novio diseñó una estructura de gomaespuma y un tablero y así mejoramos el juego. Al regreso del viaje de novios nos apuntamos al torneo de tenis de Pinto, mi amiga Mari Carmen y yo. No éramos demasiadas chicas participando en el torneo. Echando la memoria atrás, recuerdo a Angelines. Eso sí, quedé campeona del torneo femenino venciendo a mi amiga Mari Carmen en la final ¡gané el torneo!. La nostalgia hizo que participase en varias maratones de tenis que se organizaban en las fiestas de Pinto y que duraba día y noche. Los nombres de las chicas, que recuerdos son Pilar Roldán y Pilar del Pozo, jugaban con la misma afición y entusiasmo que nosotras. En las pistas de tenis en la Casa Fúster, se organizaron torneos a los que me apunté, para así seguir en contacto con los amigos de esa tranquila manera. Gracias a mi afición al tenis, me consideraba feliz, integrada con mis hijos, mi marido, mis amigas… El deporte no me supuso ningún problema familiar ni personal. Mis hijos lo han vivido de cerca, su padre es profesor de tenis, gran aficionado a todo lo que lleve el apellido deporte. El tenis fue mi nexo de unión con mi entorno y eso es lo que tengo que agradecerle al deporte, no pretendía otra cosa tampoco. En cierta manera el tenis ha formado, forma y formará parte de mi vida.