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Capítulo 7. Tenis

Emilio de la Cal

La historia del tenis en Pinto corre paralela a la de otras actividades recreativas y deportivas. Deporte un tanto elitista en los `60 comienza a jugarse en el municipio a finales de la década prodigiosa de un modo precario: en las calles y descampados de Pinto, como recuerdan Emilio de la Cal y Vicente Lebrón, pioneros del tenis pinteño. La primera pista en la que pudieron practicar el noble deporte de la raqueta fue la del Colegio de las Teatinas, para pasar, a mediados de los `70 y ya de un modo más “formal”, a las pistas de tenis de la Piscina de los Ángeles. Ambos, Emilio y Vicente, compañeros inseparables y siempre adversarios en la pista, fueron profesores de la Escuela del Patronato Deportivo Municipal y creadores del ranking de tenis social. Para aquellos que no lo conozcan, el ranking de tenis es un sistema que se basa en la suma de puntos obtenidos en los partidos jugados dentro del calendario anual (parecido a una “competición de liga”). Esto significa que los puntos ganados durante ese periodo de tiempo en cada partido deben ser “defendidos” durante el siguiente año.

Los nombres conocidos de jugadores tenistas que participaron en algunos de los primeros rankings municipales además de Emilio de la Cal y Vicente Lebrón, fueron: Ángel Bermúdez, Antonio Ávalos, José María Jiménez, Manuel Mendoza, Ángel del Río, Casimiro Gutiérrez, Fran Sánchez, Miguel Ángel Caballero, Carlos Caballero, Manuel Jaenes, Manuel Guerrero, Ángel Guerrero, Joaquín Nuero, Manuel Otero, Julio Taeño, Lothar Jung, Helmunt Jung, Basilio Prada, Manuel Marcos, Domingo Barbas, Javier Silva, Manuel Barrilero, José Flores Roberto Porras, Luis Sánchez de Castro, Manuel Torranzo, Pedro Torres, Roberto Manzano, Felipe Granados, Emilio de la Cal (hijo), David Ortega, Enrique Ardiz, Jesús Vázquez, Gregorio Muñoz, Fernando Vaquero, Roberto Vaquero, Darío Jiménez, Antonio Silva, Ricardo Batres, Antonio Díaz Lagos, Fernando Hervás, José López Avilés, Ernesto Cano, Ángel Moreno, Alfonso Ramudo, Enrique Ramudo y un sinfín de prácticamente del noble deporte de la raqueta.

Durante el verano, a través del Patronato Deportivo Municipal, se organizaban torneos: que tenían un curioso formato de competición. En las míticas 24 horas de tenis, se lidiaban encuentros en un formato de eliminatorias directas y de consolación para los hombres y mujeres aficionadas al tenis. Lo importante no era ganar la competición, aunque a nadie le amarga un dulce; sino conseguir un clima de camaradería y de bienestar a través del juego. Los participantes no se iban después del partido a sus casas o a tomar el aperitivo en los bares pinteños. Lo que hacían era compartir comida y bebida que se preparaba en un improvisado escenario tipo barbacoa casera en la pradera de vegetación natural alrededor de un frondoso arbolado ubicado junto a las pistas de tenis y la vetusta caseta que hacía las funciones de vestuario de los participantes. Entre partido y partido el ambiente festivo consumía rápidamente las horas y llegando los primeros rayos del sol mañanero se repartían los premios a los vencedores. Era un mero acto protocolario porque todos se sentían ganadores. Lo habían pasado estupendamente y deseaban repetir estas competiciones populares de tenis, año tras año. 

En Pinto, hemos disfrutado de una magnífica época en la que las pistas de tenis siempre estaban reservadas, dado el crecimiento popular que adquirió en nuestra localidad la práctica del tenis. Se pasó de tan solo cuatro pistas de tenis de tierra batida, a otras tantas de tennisquick, pistas de pádel y pistas de frontenis. La escuela de tenis del Patronato Deportivo Municipal, extendió la formación deportiva de los jóvenes tenistas, aupadas por el buen hacer del profesorado y la dirección técnica de los mismos.

Lucía Lozano


Vicente Lebrón y Emilio de la Cal, junto a otros muchos jugadores que se iniciaron en la práctica de este noble deporte en las pistas de la piscina y que son historia viva del tenis local, hicieron una labor encomiable, dando paso a nuevas generaciones de magníficos tenistas como Juan Pedro Rodríguez Carmona, Elena Montero y Lucía Lozano, muestra de una pléyade de tenistas locales.

María Jesús González

Vicente y Emilio, dieron un paso al lado, creándose entonces el club de tenis Villa de Pinto, que preside otro de los históricos del tenis pinteño: Antonio Ávalos. En Pinto se popularizaron los campeonatos de España, para personas con discapacidad de tenis en silla de ruedas, siendo María Jesús González, madre de Irene Villa, una de las personas que impulsaron y colaboraron en algunos de estos primeros campeonatos.  El club de Tenis Villa de Pinto, continuó con esta labor social para personas con discapacidad. Actualmente la oferta deportiva local de tenis la copan este club, y el club Caralocio, que son quienes tratan de alcanzar la gloria perdida con el paso del tiempo por el deporte del tenis. Ambos cuentan con una amplia representación de la nueva generación de tenistas en edad infantil y adultos, a través de las clases de formación y perfeccionamiento y las competiciones en las que la mayoría de estos tenistas rivalizan. El tenis, ha perdido pujanza en la memoria del aficionado al deporte, pero seguro que volverá a tener mejores momentos. Confiemos.

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