Capítulo 10.2. Diana Abad del Mazo y Valeria Martín Abad (Deportistas ilustres pinteños)
Diana Abad del Mazo
Diana Abad del Mazo, nacida el 21 de abril de 1983. Inscrita en el Patronato deportivo Municipal de Pinto, en octubre de 1993, a la edad de 10 años, en la especialidad de gimnasia rítmica, actividad que se impartía en el pabellón, hoy conocido como Sandra Aguilar, (en honor a la flamante medalla de plata en gimnasia rítmica en los Juegos Olímpicos de Brasil, 2016). A pesar de las precarias salas en las que se impartían las clases, las impresionantes condiciones físicas de Diana, la técnica, precisión, expresión artística y transmisión de las emociones a tan corta edad, ocasiona que su mentora y baluarte, Ana Raquel Archilla, la aconseje ampliar su destreza en la Escuela de Gimnasia Rítmica de Madrid.
Entrenar y competir, esfuerzo y sacrificio
Analicemos el esfuerzo que le supone a Diana y a su familia, acudir cinco días a la semana a entrenar y competir fuera de casa y de tu localidad. Es un enorme sacrificio personal y económico, que alivia la beca que comienza a recibir de los organismos deportivos. Para Diana, no todo es de color de rosas, hay días en los que no tiene ganas de ir a entrenar, va siendo consciente del miedo a los posibles errores en los torneos, muchas veces está exhausta por los dolores que siente por todo el cuerpo, a ello se suma que depende de la subjetividad de los jueces que calificaran sus actuaciones…sí, las deportistas son como tú y como yo, tienen días súper alegres y días de no querer levantarte de la cama.
Ganar y perder, eso es el deporte
Aun así, al igual que en la gimnasia rítmica, en su vida diaria tiene unas rutinas que cumplir, estudiar e ir al colegio e instituto; van pasando años: Ayuda en las tareas domésticas de casa, queda y mantiene esas amistades que muchas veces interrumpe su vida deportiva, por las concentraciones, los viajes, el descanso necesario y obligatorio antes de las competiciones. ¡Uf! Todo es compensado por la pasión y los méritos deportivos que se acumulan jornada a jornada.
Diana, no olvida que una ganadora es alguien que ha sido derrotada (fea expresión cuando el deporte no es sólo vencer), en muchas ocasiones. Todo es efímero y en la vida tiene epílogo. Diana, deja de ser gimnasta en 2003, pero no deja la gimnasia rítmica y se forja como entrenadora. En 2013 es madre de una niña.
Charlando con Diana
El narrador escucha a Diana Abad, quien le cuenta que “en mi caso intentaba entrenar como si estuviese compitiendo, porque cuando estas en un torneo hay muchas variables que influyen, por eso debemos estar muy preparadas física y mentalmente para todo y ser resolutiva ante cualquier imprecisión que pudiera suceder, y eso solo se consigue entrenándolo diariamente. Salía a competir, dejándome la piel en cada ejercicio, previsualizando en positivo, confiada y segura del ejercicio que ejecutaba.
En 90′ segundos te juegas todo el trabajo de una temporada, son muchas horas de entrenamientos y sacrificios, ya no solo por mi parte sino, sobre todo, de mis padres, ellos eran quienes me hacían sentirme segura compitiendo. Era verles sentados en la grada y agradecía el empeño y la generosidad que suponía cualquier desplazamiento allá donde fuese a competir. Ellos siempre estaban presentes. Me siento orgullosa de haber sido pionera de la gimnasia rítmica pinteña”.
Valeria Martin Abad
Aplaudo a mamá desde antes de haber nacido
Valeria, cuando aún no era conocida por ese nombre y apellidos, por esas cosas del realismo mágico, allá donde aguardamos antes de ser elegidos para nacer, acompañaba, desde ese lugar inhóspito, con mucho interés a una niña de unos 10 años llamada Diana, a quien aplaudía a rabiar cuando la veía contorsionarse con esa elegancia y destreza que cada día mejoraba en cada uno de los elementos que forman parte de tu cuerpo por unos instantes, aros, cuerdas, pelota, cinta y mazas. Eran tiempos de entrenamientos de mucha intensidad y repeticiones frecuentes.
Valeria, la niña sin nombre aun, la aconsejaba cuando Diana, dudaba; la alentaba, cuando el desánimo parecía adueñarse de ella, la infundía mucha confianza en sí misma cuando creía que no era posible mejorar y Diana, sentía, sin saber la procedencia de esa fuerza interior, que revertía malos en buenos pensamientos.
Seré gimnasta olímpica
Valeria, viendo a Diana, quería ser como ella y emulaba sus habilidades y la elegancia con la que unía la música con la coreografía que componían parte de los exitosos ejercicios de Diana. También le aconsejaba persistir en los estudios cuando le entraba pereza o la manifestaba que llamase por teléfono a sus amigas para verse, que hacía tiempo de no estar juntas.
Valeria, pensó en voz alta -ya lo tengo, seré gimnasta y seré genial, porque tengo lo mejor de Diana y lo mejor de mí misma-.
Así que años después, Valeria Martín Abad, ya con nombre y apellidos, nació el 5 de mayo de 2013 y es hija de Diana Abad del Mazo. Valeria viendo cumplido una parte de sus mágicos sueños, se coronó como campeona de España en la categoría benjamín y en la siguiente temporada, renovó como campeona de España, en categoría alevín en la modalidad de aro, con tan solo 10 años. Y que no les que quepa la menor de las dudas a ningún lector, de que Valeria Martín Abad, será gimnasta olímpica más pronto que tarde.