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Capítulo 15. Rugby (Grifo de Gules)

Fundación

El rugby fue uno de los deportes adscritos al club Polideportivo Municipal de Pinto, probablemente en 1989 cuando era director del P.D.M., Don José Luis Salvador Alonso. Los recuerdos son tenues y algo lejanos. Ese año se constituye el club de rugby “C.R. Grifo de Gules” que participó en la segunda regional de la Federación de Rugby de Madrid. Se apuntaron 25 licencias de deportistas. Una simple convocatoria, difundida por distintos medios locales, fue suficiente para formar el equipo de rugby. Capitaneados por Carlos Cárdenas y presidido por Miguel Fajardo, un grupo de desconocidos, conocidos, y muy amigos, se convirtieron en jugadores de un deporte cuyo legado principal es el respeto por el adversario y la figura del árbitro. Un mensaje de unidad, amistades duraderas, camaradería y lealtad.

Trabajo, trabajo, trabajo, entrenamiento, partido

No fueron fáciles los comienzos del club de rugby, C.R. Grifo de Gules. Imaginad esta situación: el equipo ha de desbrozar el vetusto campo de Mateu como sería el escenario donde los pinteños jugarían sus encuentros. Los hermanos Cárdenas, Carlos y Joaquín, fabricaron los postes de rugby. El comienzo del torneo liguero era inminente y todos los jugadores y técnicos del club estaban en las labores propias de adecentar el campo y el terreno de juego (patatal), al tiempo que sacaban minutos para entrenar para los partidos que estaban por llegar.  Las líneas de juego se marcaron casi al mismo tiempo que el árbitro llegaba al campo para ejercer su labor. Por supuesto, fueron los esforzados jugadores los que hicieron todo el trabajo de adecentamiento del terreno de juego, marcaje de líneas, vestuarios, etcétera. Además de fabricarse sus propios postes de rugby, tenían que montarlos y desmontarlos, dado que estás jugando en un campo de fútbol que se usaba con alguna frecuencia. El alcalde de Pinto, entonces, Don Carlos Penit acudió al partido inaugural y agradeció a los jugadores su esfuerzo y mérito deportivo. El entusiasmo y la pasión por aprender y jugar a un deporte, novedoso en Pinto, hizo que estos esforzados chavales no eran conscientes de su gesta. Imaginad que cada partido que eres visitante, tienes que desplazarte a jugar en tu propio vehículo, que puedes tener una lesión deportiva que al regreso te impida conducir correctamente, con lo que has tener otra persona que te traslade a casa y esperando que la lesión sea leve. Todos los gastos del propio club los costean los jugadores, a los que, por otra parte, no les importan estas circunstancias adversas, el amor al rugby, es superior al esfuerzo que requiere. Se trata de valor, amistad y compromiso.

Competir, perder, ganar, aprender

El equipo inscribió en la Federación de Rugby de Madrid en segunda regional en 1991, un total de 25 licencias, de las que 21 son jugadores senior y 3 jugadores junior y 1 entrenador, que van rotando según pasan las temporadas. Algunos de ellos fueron Javier Fernández, Javier Martínez “el Vilo”, Eladio, Luis Díaz “el Rana”, Ángel Izquierdo, Javier del Pozo Jodra, Ernesto Betancourt, “la masa”. Alfonso Hervás, Polo, José Alberto Pacheco, Mora, Juan Carlos Fernández Samblás, Tison, Blas, José Antonio Tejada, y Miguel Fajardo. El nombre del equipo: El Grifo de Gules, ya nos da un significado heráldico, que representa un animal mitológico: el grifo, rey del cielo (águila) y de la tierra, (león) todo en uno. El color Gules representa el valor y la fe en la victoria. 

Los primeros entrenamientos y partidos resultan ser variopintos, de aquellos que conocen las reglas del juego, a aquellos que creían conocerlas y los que las desconocían absolutamente. Un juego de villanos jugado por caballeros. Algunos jugadores recuerdan anécdotas, como José Antonio Tejada Ruiz quien resultó lesionado durante largo tiempo debido a una rotura del tabique nasal y el relator de este artículo iba a visitarlo y dedicaron el tiempo al noble arte de jugar…al mus. A Tejada le sustituye un mítico pinteño, quien recibió la equipación de Tejada. Alfredo Díaz, dueño de la Tana, restaurante triunfante y protagonista de un episodio de “Pesadilla en la cocina”.

Amigos para siempre

Los resultados deportivos en las primeras temporadas eran de esperar, la inocencia en el juego, dieron paso al entusiasmo, la camaradería y la voluntad de mejorar hicieron que se fuera ganando partido a partido, hasta conseguir notables victorias. Pero, irremediablemente todo inicio tiene su fin. En el noble deporte del rugby se necesitan muchos jugadores participantes, algo no siempre fácil de reunir y eso hace que el ánimo decaiga y el equipo acaba por disolverse, después de participar tres o cuatro temporadas en competiciones. 

El Grifo de Gules sembró en todos sus miembros componentes una amistad perdurable en el tiempo gracias a la práctica deportiva del rugby, que por algo se dice que es un juego de villanos jugado por caballeros

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