Capítulo 2.4. Hipólito Díaz Talavera y Fco. Javier López Cabello – Colegio Calasanz C.F. (El almacén de los recuerdos)
Hipólito y Javier, amigos para siempre
Un dúo cargado de amistad. Hipólito Díaz Talavera, nació en el pequeño pueblo de Caleras y Chozas, perteneciente a Talavera de la Reina (Toledo). Con 12 años asume que el pueblo se le queda pequeño y convence a sus padres para probar suerte en Madrid. Recalan en Villaverde Alto, conociendo a una joven vecina, María Josefa Manzaneque, nacida en un pueblo toledano. María José, con el tiempo buscaron la manera de formar un hogar y marcharon de Villaverde, enamorados entre si y del pueblo que acababan de conocer, Pinto.
Poli, había jugado en las categorías inferiores del Castilla pero, lamentablemente una grave lesión le impidió seguir jugando al fútbol, lo que no fue un obstáculo para seguir disfrutando del fútbol desde otro prisma: como aficionado, delegado y/o, entrenador.
Francisco Javier López Cabello, fue jugador del Rayo de Pinto, un equipo que en los años sesenta y setenta del siglo pasado, participaba en las Ligas de Grupos de Empresas de Pinto. En cierta ocasión, los responsables del colegio Calasanz le comentan a Javier la posibilidad de que se ocupe de entrenar a los chavales del centro escolar para participar en las competiciones del PDM de Pinto. Y así, un buen día, merced a un amigo común en uno de los bares del barrio de la Indiana, Hipólito Díaz Talavera “Poli” y Javier López, se conocen mutuamente. Desde ese momento, como si llevaran juntos desde tiempos de antaño, se fraguó una amistad que perduró hasta que fatalmente Poli, falleció. Entre ambos fueron capaces de crear varios equipos de fútbol, como el Buenos Aires C. F., Colegio Calasanz, Bar J.S. o Centro España. Al principio el fútbol era un medio de entretenimiento para la familia de ambos. Pero, poco a poco este pasatiempo se convierte en una afición fervorosa, apasionada y entusiasta. Compitieron durante unos cuantos años con el nombre del Colegio Calasanz, llegando a inscribirse en la Federación de Fútbol de Madrid, en 1993.
La familia, el factor de influencia en el deporte
En estos equipos de Poli y Javi, los jugadores no necesariamente tenían que pasar pruebas de nivel deportivo, ni económico, cualquier persona era aceptada, eso sí, cumpliendo con el compromiso de comportamiento y valores, basados en impedir que los jóvenes cayeran en las redes del alcohol y drogas que se llevaron a gente conocida de ambos.
Las equipaciones con las que jugaban en las primeras temporadas, muchas de ellas, se cosían las telas a mano por parte de la mujer de Poli y preparaban bocadillos, las mujeres de Javi y Poli, que consumían los jugadores al finalizar los partidos, sobre todo en la etapa federada, que disputaban encuentros fuera de Pinto. En el mundo del fútbol de antaño, era importante contar con mujeres como ellas, y en este caso además acudían a ver los partidos de los chavales, además de ocuparse de sus propios hijos. Nunca pusieron reparos por el esfuerzo ni el trabajo que todo ello suponía para las familias.
Los viajes en turismos cargados de jóvenes entusiastas del deporte, como pueden ser los futbolistas, siempre han sido una constante en la España del siglo pasado. Pocos equipos podían permitirse el viaje en autobús financiado por los clubes, o por los ayuntamientos.
El legado de Poli y Javier
Gracias a Iván, Raúl y Eva y el resto de familia que nos facilitan los nombre de algunos de los jugadores que recuerdan de los equipos que comandaban la dupla de Poli y Javier:
Colegio Calasanz 1er equipo: Entrenados por Javier y Poli.
Melones, Manolo, Espino, Fran, Peña. Jugaron en el campeonato autonómico con el Getafe Sport, equipo en el que jugaba Alfonso Pérez Muñoz (que militó en el Real Madrid, entre otros equipos).
Colegio Calasanz segunda generación. Entrenados por Javier y Poli.
Luis Miguel, Javi, Muros, Damián, Iván Díaz, Diego, Ángel, Carlos, Joaquín, Fran, Raul, Hoyos, Manuel, compitiendo con el Atlético de Madrid en competición federada. Muchos de estos jugadores militaron posteriormente en el Atlético de Pinto, Puerta Bonita, Pinto fútbol sala de la División de honor de la LNFS.
C.D. Centro España. Entrenados por Javier y Poli, siendo el ayudante David López, hijo de Javier López. (Como curiosidad, mencionar que con este nombre participan esta temporada 2023, en la liga municipal de Parla, en homenaje a Poli)
José Ocaña, Carlos Ocaña, Sergio, Jesús ‘chumi», Juamma, David, Mario, Raúl, Blas, Pachi, Tito, Pedro, Carrasco.
Este grupo de deportistas fueron los campeones de la liga municipal escolar en Pinto, clasificándose para participar en la Copa Villa de Madrid, con la participación, entre otros de equipos de Fuenlabrada, Leganés, Getafe, y Villarejo de Salvanés. Algunos jugadores llegaron a la primera plantilla del club Atlético de Pinto.
C.F. Buenos Aires, Entrenados por Javier y Poli, siendo el ayudante David López, hijo de Javier López y Raúl y Eva, hermanas e hijos de Poli (en el equipo B) y siendo ayudantes del equipo A.
Iván Díaz, Luis, David, Pedro, Sergio, Rubén, Dauri, Paco, Dani, Carlos, Enrique, José Mari.
Este grupo de jugadores terminaron fichando por los clubes Adyc Pinto, Atlético de Pinto y Cadonsa FS. El legado de Javier López, como entrenador lo hereda su hijo, David López, siendo el asistente de Poli, en el Club Deportivo Centro España. Y el legado de Hipólito Díaz, como entrenador lo reciben los tres hermanos, Eva, Raúl e Iván (este último, ha sido entrenador del Club Atlético de Pinto academia, Leganés, Parla, Inter de Parla y Ciudad de Pinto y el club San Nicasio, equipo femenino).
Raúl ha jugado en el club Atlético de Pinto, Puerta Bonita y el desaparecido, Castilla de Pinto. Iván, por su parte, ha sido jugador de la plantilla de equipos como Buenos Aires, Adyc Pinto alevín, Atlético de Pinto infantil, Cadonsa cadete, y Domingo González como entrenador). Ambos hermanos siguen siendo asiduos practicantes de fútbol 7 en Pinto y en la vecina localidad de Parla.
Eva, a los tres años acompañaba a su padre a los campos de entrenamiento del entonces Colegio Onésimo Redondo, hoy El Prado. Aquella pizpireta niña a la que llamaban, simpáticamente ‘Pitufina’, llegaría a ser ayudante y entrenadora de equipos creados por Poli y Javi.